domingo, 27 de julio de 2014

Centenario de la Primera Guerra Mundial

La guerra que configuró el mundo en que vivimos

Fuente: eltiempo.com


Era primero de enero de 1914 y parecía de verdad que ese año que apenas empezaba iba a ser uno apacible y feliz, muy feliz. Incluso las estrellas destilaban optimismo ese día, con Marte y Pólux brillando desde muy temprano en el cielo del norte. Varias ciudades europeas pasaron maravilladas la Nochevieja con el estreno del Parsifal de Richard Wagner, que durante dos décadas había sido objeto de un severo veto de su autor para que no se tocara por fuera del Teatro del Festival de Bayreuth.
Pero ya era 1914, desde las 0 horas, cuando sonaron las primeras notas del preludio de la ópera. El veto había caído: en Berlín, en Bolonia, en Praga, en Budapest, en Roma. La música sonó. En Barcelona se hicieron los sordos y empezaron media hora antes, a las 23:30 del 31 de diciembre de 1913: qué más daba, ya pronto sería un nuevo año para todos, un gran año. El periódico estadounidense The Evening News dijo en su editorial: “No ha habido tantos años en que los augurios de un buen año fueran tan brillantes como en este…”.
Hoy sabemos que debajo de esa ingenua placidez dormía un volcán a punto de estallar en mil pedazos, y que muy pronto su lava se iba a desbordar sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo. Se ve en las fotos de los que fueron a la Guerra: la incredulidad y el aturdimiento, la nostalgia por el mundo que se les iba entre las manos. La Belle Époque dejaba de serlo; la calma de la víspera era la que antecede a las tormentas. La calma, el temporal, la tempestad. Tempestades de acero. 
¿Qué ocurrió? ¿Cómo es posible que un mundo que parecía instalado para siempre en sus conquistas y en sus triunfos se saliera de cauce, hasta el desastre? En lo que iba corrido del siglo XX había habido conflictos y problemas, sin duda, siempre los hay. Pero parecía que por fin la humanidad había llegado a la ‘altura de los tiempos’, a la cima: en la ciencia, en la política, en el arte, pocas veces las cosas habían estado mejor. Como dijo José Luis Comellas: sin hambre, sin peste y sin guerra.
Solo que tanta dicha pendía de un hilo: del sutil equilibrio que las potencias europeas, dueñas del mundo y enemigas históricas, habían logrado durante el siglo XIX: ese “siglo largo” del que hablaba Eric Hobsbawm, y que según él empezó en 1789 con la Revolución Francesa, y terminó en 1914, justo con el inicio de la Gran Guerra. El siglo de la industrialización y la consolidación de los imperios coloniales, el de la exacerbación de los nacionalismos. El siglo de Marx y de Nietzsche, de Dickens y Garibaldi. De Bismarck y de Rosa Luxemburgo.
Desde el Congreso de Viena, en el que las grandes monarquías de Europa, de 1814 a 1815, redibujaron su mapa ante la derrota de Napoleón Bonaparte, la historia política y diplomática del siglo XIX fue una sucesión agotadora de asambleas y congresos internacionales –en Verona, en París, en Londres, en Berlín– para garantizar la paz y el equilibrio del sistema. Como en un juego de naipes, o de ajedrez, en el que los dueños del mundo se lo repartían a golpes de audacia y sigilo. Como en una ruleta, también. 
Pero si en el plano político la doctrina de Viena era conservadora y buscaba la restauración del viejo orden, o por lo menos su invocación nostálgica, como el fantasma que era, en el plano social y económico, y cultural, nuevas fuerzas se abrían paso y encontraban a codazos una grieta y un pedazo de luz. Eran fuerzas muy dispares, además: la de la burguesía triunfante, verdadero motor de la industria, el imperio y el capitalismo; la de los pobres del mundo, rebelados contra la industria, el imperio y el capitalismo.
La de los anarquistas y los liberales, y los reaccionarios, y los socialistas, y los poetas, y los nacionalistas, y los románticos, y los opiómanos. La de aquellos que creían que su patria se merecía por fin un Estado, e incluso la de aquellos que creían que su Estado se merecía por fin una patria, por qué no. Revueltas por doquier y guerras que se hacían para que no hubiera guerras; imperios bajo cuya sombra se retorcía un enjambre de pueblos e intereses que no siempre eran los mismos. Ni su lengua ni su religión ni su pasado.
Las huellas imperiales
De los viejos imperios coloniales, el de Inglaterra era el único que sobrevivía de verdad, invicto y opulento: dueño y señor del mar, su capital era entonces –y lo fue durante mucho tiempo más– la capital del mundo. Así que su política fue siempre defensiva, buscando el equilibrio en el continente europeo y cuidando, eso sí, que a nadie se le ocurriera tocar sus posesiones de ultramar. Más ahora que España y Portugal y Holanda se habían hundido; ahora que eran un recuerdo y un escombro. 
Pero el problema estaba en el centro y en el este de Europa, donde aún humeaban, como brasas, las huellas de los ejércitos de Napoleón; huellas que borraría Bismarck. Allí Rusia buscaba acrecentar su poder –y lo hizo– a costa del Imperio Otomano, que sin embargo había sido el incómodo garante, durante cuatro siglos, de la estabilidad imposible en los Balcanes. Pero los búlgaros querían su independencia, y los serbios, y los rumanos, mientras Austria mostraba impotente sus manos cansadas, ahora que el poder estaba en Berlín y no en Viena.
Esa es, sin duda, otra de la causas de la Primera Guerra Mundial: la manera en que Otto von Bismarck consolidó la unidad del Imperio Alemán después de la guerra franco-prusiana (1870 a 1871), y las consecuencias para Europa que tuvo ese triunfo político y militar del Canciller de Hierro: el aislamiento diplomático de Francia, por un lado, y algo que empezó a preocupar en lo más profundo a Inglaterra, por el otro: el surgimiento del apetito colonial entre los reyes alemanes y su pueblo.
Entre 1877 y 1878 –haciendo casi un recuento taquigráfico; nunca hay suficiente tiempo para el pasado– el Imperio Ruso, otro viejo fantasma, derrotó al Imperio Otomano en una guerra en la península de los Balcanes y en el Cáucaso. No lo hizo solo, no: Serbia, Rumania, Montenegro y Bulgaria pelearon a su lado, buscando sacudirse del dominio turco. Y lo lograron. Se hizo entonces el Congreso de Berlín, en el verano del 78, para que las potencias se repartieran una vez más el botín.
Fue allí donde el Imperio Austrohúngaro se adueñó de Bosnia y Herzegovina, con un sutil ropaje de protectorado que le duraría hasta 1908, cuando se la anexionó ya del todo, sin pretextos ni modales. Pero era obvio que algo así lo enfrentaría con Rusia, y sobre todo con aquellos que reivindicaban en los Balcanes el ‘Paneslavismo’: la unidad de los pueblos eslavos, divididos en el sur no solo por razones religiosas sino también por razones políticas e ideológicas.
Así que el incendio ya estaba prendido, pero como en los viejos caserones cuando hay un corto circuito: solo por dentro al principio, devorando a su paso la madera y las vigas, las entrañas. Exhalando el olor del fuego que aún no se ve. “Truenos subterráneos”, los llamó Alfonso Reyes. Era cuestión de tiempo –la cuenta regresiva del reloj, seis años, cinco, cuatro…– para que el polvorín explotara y el mundo con él.
Aunque a Inglaterra no le preocupaban tanto esas cosas; ya llegaría el momento de hacerlo. Pero la actitud del Imperio Alemán sí, ahora en manos del káiser Guillermo II, un arrogante e impetuoso dispuesto a hacer valer a cualquier costo su poder y sus planes. Eso precipitó la alianza inglesa con Francia y luego con Rusia: con la primera en 1904 para garantizar el orden colonial en el África del norte; y con la segunda en 1907 para garantizarlo en Asia central y en India. La ‘Triple Entente’.
En 1911 vino la segunda crisis marroquí –la primera había sido en 1905, casi con los mismos actores–, cuando una rebelión contra el sultán hizo que Francia enviara tropas a protegerlo y a salvarlo; a eso se había comprometido, qué remedio. El káiser mandó entonces hasta Agadir un delegado de negocios suyo, Herman Wilberg. Luego, con el argumento de que su hombre corría peligro, envió un buque cañonero, el Panther. Solo que el barco llegó antes.
Daba igual: la guerra ya era un hecho cumplido, el tiempo seguía corriendo. En 1912 y 1913 hubo dos guerras más en los Balcanes, tic, tac, tic, tac. Qué extraño: nadie parecía darse cuenta de nada. “¿Cree usted que pasará algo?”, le preguntó un amigo a Joseph Conrad. “Nada”, respondió el novelista. “Nada”.
1914 prometía ser un año apacible y feliz. En el verano la gente estaba más interesada en el juicio a Madame Caillaux o en ir al mar o al cine que en ir a la guerra. Era el “tiempo de la seguridad”, como dijo Stefan Zweig. Ese tiempo que estalló en mil pedazos de un fogonazo en Sarajevo.

sábado, 26 de julio de 2014

82 consejos de Gurdjieff a su hija: una poderosa lista de sobria sabiduría

Fuente: pijamasurf.com/

G. I. Gurdjieff es, sin duda, uno de los místicos más influyentes del último siglo. Su filosofía, que a grandes rasgos planteaba que el hombre en términos prácticos es una máquina programada que vive en un estado de perpetua somnolencia (sí, Gurdjieff es uno de los grandes precursores del apocalipsis zombie, sólo que para él esto no era algo que iba pasar en el futuro sino que ya era el estadio general de nuestra sociedad), ha sido importante para personajes como Osho, Jodorowsky, Castaneda, Leary, Crowley y por supuesto, su gran alumno Ouspenski. Aunque Gurdjieff, en su plano más esotérico, sostenía una visión un tanto más radical (como que el ser humano es alimento para la Luna), en este caso tenemos un ejemplo de su dao, una enseñanza moral que casi podríamos incrustar en la gran tradición del camino chino del justo proceder junto a alguien como Confucio. 
Desde hace unos años se ha viralizado en la red este texto publicado en el libro El maestro y las magas, de la editorial Siruela. A continuación, 82 duras perlas que el maestro dedicó a su hija; bien leídas, constituyen un manual para desprogramarse y vivir libremente, con una responsabilidad que se debe sólo al propio espíritu. 


1. Fija tu atención en ti mismo; sé consciente en cada instante de lo que piensas, sientes, deseas y haces.
2. Termina siempre lo que comenzaste.
3. Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.
4. No te encadenes a nada que a la larga te destruya.
5. Desarrolla tu generosidad sin testigos.
6. Trata a  cada persona como si fuera un pariente cercano.
7. Ordena lo que has desordenado.
8. Aprende a recibir; agradece cada don.
9. Cesa de autodefinirte.
10. No mientas ni robes; si lo haces, te mientes y robas a ti mismo.
11. Ayuda a tu prójimo sin hacerlo dependiente.
12. No desees ser imitado.
13. Haz planes de trabajo y cúmplelos.
14. No ocupes demasiado espacio.
15. No hagas ruidos ni gestos innecesarios.
16. Si no la tienes, imita la fe.
17. No te dejes impresionar por personalidades fuertes.
18. No te apropies de nada ni de nadie.
19. Reparte equitativamente.
20. No seduzcas.
21. Come y duerme lo estrictamente necesario.
22. No hables de tus problemas personales.
23. No emitas juicios ni críticas cuando desconozcas la mayor parte de los hechos.
24. No establezcas amistades inútiles.
25. No sigas modas.
26. No te vendas.
27. Respeta los contratos que has firmado.
28. Sé puntual.
29. No envidies los bienes o los éxitos del prójimo.
30. Habla sólo lo necesario.
31. No pienses en los beneficios que te va a procurar tu obra.
32. Nunca amenaces.
33. Realiza tus promesas.
34. En una discusión, ponte en el lugar del otro.
35. Admite que alguien te supere.
36. No elimines, sino transforma.
37. Vence tus miedos; cada uno de ellos es un deseo que se camufla.
38. Ayuda al otro a ayudarse a sí mismo.
39. Vence tus antipatías y acércate a las personas que deseas rechazar.
40. No actúes por reacción a lo que digan, bueno o malo, de ti.
41.  Transforma tu orgullo en dignidad.
42.  Transforma tu cólera en creatividad.
43.  Transforma tu avaricia en respeto por la belleza.
44.  Transforma tu envidia en admiración por los valores del otro.
45.  Transforma tu odio en caridad.
46. No te alabes ni te insultes.
47. Trata lo que no te pertenece como si te perteneciera.
48. No te quejes.
49. Desarrolla tu imaginación.
50. No des órdenes sólo por el placer de ser obedecido.
51. Paga los servicios que te dan.
52. No hagas propaganda de tus obras o ideas.
53. No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad.
54. No trates de distinguirte por tu apariencia.
55. Nunca contradigas, sólo calla.
56. No contraigas deudas; adquiere y paga en seguida.
57. Si ofendes a alguien, pídele perdón.
58. Si lo has ofendido públicamente, excúsate en público.
59. Si te das cuenta de que has dicho algo erróneo, no insistas por orgullo en ese error y desiste de inmediato de tus propósitos.
60. No defiendas tus ideas antiguas sólo por el hecho de que fuiste tú quien las enunció.
61. No conserves objetos inútiles.
62. No te adornes con ideas ajenas.
63. No te fotografíes junto a personajes famosos.
64. No rindas cuentas a nadie; sé tu propio juez.
65. Nunca te definas por lo que posees.
66. Nunca hables de ti sin concederte la posibilidad de cambiar.
67. Acepta que  nada es tuyo.
68. Cuando te pregunten tu opinión sobre algo o alguien, di sólo sus cualidades.
69. Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal, considéralo tu maestro.
70. No mires con disimulo; mira fijamente.
71. No olvides a tus muertos, pero dales un sitio limitado que les impida invadir toda tu vida.
72. En el lugar en el que habites, consagra  siempre un sitio a lo sagrado.
73. Cuando realices un servicio, no resaltes tus esfuerzos.
74. Si decides trabajar para los otros, hazlo con placer.
75. Si dudas entre hacer y no hacer, arriésgate y haz.
76. No trates de ser todo para tu pareja; admite que busque en otros lo que tú no puedes darle.
77. Cuando alguien tenga su público, no acudas para contradecirlo y robarle la audiencia.
78. Vive de un dinero ganado por ti mismo.
79. No te jactes de aventuras amorosas.
80. No te vanaglories de tus debilidades.
81. Nunca visites a alguien sólo por llenar tu tiempo.
82. Obtén para repartir.

El tren de pasajeros volvió a General Pico después de 13 años

La formación fue recibida por el ministro del Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo, y por el gobernador pampeano, Oscar Jorge.

Fuente: diarioregstrado.com


Por primera luego de 13 años un tren se pasajeros llegó el sábado a la ciudad pampeana de General Pico, y fue recibida por una cantidad importante de vecinos emocionados por el suceso. La vuelta del tren logra reactivar la comunicación entre las localidades de Realicó y General Pico, interrumpida en 2001.


El acto de recibimiento estuvo encabezado por el ministro del Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo, y por el gobernador pampeano, Oscar Jorge. Hora antes habían estado en la capital provincial, Santa Rosa, donde entregó dos patrullas de seguridad vial, 400 cascos, dos alcoholímetros y un radar.


Además estuvieron presentes la diputada nacional María Luz Alonso, la senadora nacional María Higonet, la delegada local de Migraciones, Paula Grotto, y el legislador provincial Luciano Di Nápoli, entre otros.


"La decisión del gobierno nacional es que donde hubo un tren de pasajeros vuelva a haber un tren de pasajeros, así con el tren de cargas, pero no se puede hacer en dos años lo que no se hizo en 50 años", manifestó Randazzo.

Sobre el regreso del tren de pasajeros a Santa Rosa, pidió ir "paso a paso", porque "no se puede prometer lo que no se sabe si se puede cumplir", y señaló que "no es imposible" y que se está evaluando el estado de las vías

La ciudad atómica, en la mirada de una argentina

Casi 13.500 kilómetros separan a Moscú de Buenos Aires, y aunque esa distancia siempre me pareció enorme, las diecinueve horas de vuelo con escala en Londres se pasaron rápido. Mi visita a Rusia formó parte de un tour nuclear que organizó el consorcio estatal Rosatom al que asistí con otros tres colegas, los ganadores del concurso de monografías desarrollado el año pasado junto con la Facultad de Ingeniería de la UBA, y sus respectivos directores.

Fuente: Daniela Bentivoglio, para RBTH


Durante el viaje tuvimos la oportunidad de conocer la central Kalinin, una de la más importantes del país euroasiático. Así, haciéndole honor a la temática que convocó la presentación de los trabajos, fuimos sumergiéndonos en el mundo de las aplicaciones pacíficas de la tecnología nuclear, acercándonos a las propuestas que la precalificada Rosatom tiene para la cuarta planta argentina.
Kalinin está ubicada en la ciudad de Udomlya, en Tver, a unos doscientos kilómetros de Moscú. En las inmediaciones de la central llama la atención la prolijidad de las viviendas que se asoman entre algunos edificios bajos. Estos, bastante más pequeños que los del centro moscovita, le otorgan a la ciudad una estética moderna y tradicional al mismo tiempo. Udomlya, “la localidad nuclear”, como la definen algunos, también se destaca por su belleza.
Gigante nuclear
La primera parada fue en el Centro de Conocimientos. Allí nos brindaron información general sobre la central y pudimos observar una maqueta a escala de los cuatro reactores, una réplica de los elementos combustibles y dos creativos stands donde, con gran simplicidad, se explica el funcionamiento de las instalaciones nucleoeléctricas. 
Tras esa primera aproximación al mundo atómico ruso, y ya con nuestros respectivos cascos colocados, ingresamos a Kalinin. Recorrer esa planta fue impactante, con sus cuatro reactores VVER de 1000 megavatios cada uno en un mismo predio, un enorme tendido de cables y un sinfín de profesionales, que con su dedicación le ponen energía a la energía. Todo un gigante nuclear que en mayo pasado cumplió tres décadas en funcionamiento. 
Quienes guiaron nuestro recorrido destacaron que Kalinin tiene la unidad de distribución de energía más grande de Rusia: produce 4.000 megavatios de potencia que se dirigen al sistema energético de la Rusia central y abastecen a las regiones de Moscú, Tver, Vladimir, San Petersburgo y Vólog­da; y que fue visitada tres veces por el presidente Vladimir Putin. En la entrada a la central pueden observarse varias fotografías del mandatario ruso y otras personalidades que también conocieron las instalaciones, como Sergey Kirienko y Yukiya Amano, directores generales de Rosatom y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). 





En cuanto a sus inicios, mientras que los reactores 1 y 2 comenzaron a operar en 1984 y 1986, la construcción de los otros dos se interrumpió luego de la disolución de la Unión Soviética, en la misma década en la que se detuvo la construcción de la planta argentina Atucha II, cuyas obras se paralizaron en 1995. Finalmente, la historia de Kalinin repuntó en 2004 con la inauguración de la unidad 3 y en 2011 cuando el cuarto reactor comenzó a funcionar, posicionándose como el más joven de Rusia hasta la fecha.
Siguiendo con las referencias comparativas, en la Argentina la energía nuclear aporta actualmente un 5% de la matriz, y su récord se registró en 1991 cuando trepó al 17%. Esta última cifra es, justamente, la incidencia que hoy tiene la nucleoelectricidad en la generación rusa, aunque en 2006 Rosatom anunció que tiene previsto incrementar este porcentaje a 23% en 2020 y a 25% en 2030.
El paseo por Kalinin terminó en la sala de simuladores, los más modernos de Rusia. Con tecnología de punta y en tamaño real, allí los operadores reciben un exhaustivo entrenamiento de más de 70 horas anuales, en las que aprenden a manejarse ante hipotéticos casos de catástrofes. De todos modos, los reactores de Kalinin podrían soportar terremotos de 6 grados en la escala de Richter, tifones, huracanes y caída de aviones de hasta 400.000 toneladas. Casi 13.500 kilómetros separan a Moscú de Buenos Aires, y aunque esa distancia siempre me pareció enorme, frente a este gigante nuclear las 19 horas de viaje rápidamente quedaron en el olvido.

FIFA se opone al boicot de 2018 Copa del Mundo en Rusia

Comunicado de la FIFA sobre la Copa Mundial Rusia 2018


Fuente: FIFA.com

Estadio de Samara

La FIFA, como organismo rector del fútbol mundial, se toma muy en serio su responsabilidad en el gobierno del fútbol y apoya en todo momento el debate pacífico y democrático. La FIFA condena la violencia en todas sus formas y seguirá usando sus competiciones para promover el diálogo, el entendimiento y la paz entre los pueblos.
La historia ha demostrado que el boicot a las manifestaciones deportivas o la política de aislamiento o confrontación no son las formas más eficaces de resolver problemas. La organización de la Copa Mundial de la FIFA™, con la enorme atención que genera en todo el mundo, puede convertirse en un poderoso catalizador del diálogo constructivo entre las personas y los gobiernos, y contribuir a la consecución de avances sociales muy positivos. La Copa Mundial de la FIFA™ une a los equipos y a las naciones del mundo entero, desde los clasificatorios hasta la fase final, en el espíritu del juego limpio y el respeto.
Estadio de Volvogrado
La FIFA está convencida de que, a través del fútbol, y muy especialmente de la Copa Mundial de la FIFA™ y su relieve internacional, podemos lograr cambios positivos en el mundo. No obstante, el fútbol no se puede considerar una solución a todos los problemas y mucho menos a los que atañen a la política internacional. Ya hemos comprobado que la Copa Mundial de la FIFA™ puede convertirse en una fuerza propulsora del bien en el mundo, y la FIFA está convencida de que así será de nuevo en la Copa Mundial de la FIFA 2018™ en Rusia.

jueves, 24 de julio de 2014

Otro paso para estrechar los lazos en el ámbito nuclear entre Rusia y Argentina

El convenio de entendimiento entre la FIUBA y Rusatom Overseas prevé el intercambio de especialistas, becas para estudiantes y otros aspectos.


Los antecedentes del vínculo entre Rosatom y la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA) se remontan al año pasado, cuando autoridades de ambas instituciones suscribieron un acuerdo de cooperación orientado a desarrollar acciones en conjunto en materia educativa dentro del campo nuclear. Este interés de la filial rusa va en línea con la voluntad de Rosatom de ser seleccionada como proveedora para la cuarta central argentina, proyecto para el que ya ha sido precalificada.
En agosto de 2013 Rusatom Overseas organizó junto con la Facultad de Ingeniería un concurso de monografías de alcance nacional sobre “Aplicaciones pacíficas de la tecnología nuclear”, en el que se presentaron más de 50 trabajos, que fueron evaluados por un exigente jurado integrado por expertos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, la Autoridad Regulatoria Nuclear, Nucleoeléctrica Argentina S.A., INVAP S.E., el Instituto Balseiro, la FIUBA y cuatro especialistas rusos. 
Los autores de las tres mejores monografías (Nancy Puerta Yepes, Martín Silva y Nayibe Lucía Buitrago Montañez) y sus respectivos directores fueron premiados con un viaje a Rusia para conocer importantes instalaciones nucleares, las oficinas de Rosatom y la Universidad MEPHI, donde se concretó el nuevo acuerdo. 



Ante la presencia de la comitiva argentina y miembros de la prestigiosa casa de estudios rusa, el convenio fue firmado por Iván Dybov, vicepresidente de Rusatom Overseas (empresa subsidiaria de Rosatom), y Gerardo Quintana, profesor titular de la FIUBA.
Por medio del memorándum ambas partes se comprometieron a explorar oportunidades para profundizar su vínculo. Entre las acciones estipuladas en el documento figuran el intercambio de especialistas, la realización de eventos en conjunto, el otorgamiento de becas para estudiantes, seminarios bilaterales, y traducción y preparación de libros científicos. El documento señala la ambición de generar visitas frecuentes de delegaciones ruso-argentinas, promoviendo una interacción bilateral sostenida. Regirá por dos años, pero podrá ser prorrogado.
Quintana explicó: “El convenio marco que firmamos es una profundización de la colaboración entre nuestras naciones en el área nuclear, y no tengo dudas del beneficio que esto significará para nuestro país, habida cuenta del liderazgo de Rosatom. A través de una institución académica como es la Universidad de Buenos Aires, vincularemos la industria nuclear argentina con la empresa nuclear más grande del mundo y líder en su nivel. Tenemos grandes expectativas, y a pesar del corto tiempo, ya estamos preparando algunas propuestas de colaboración”, afirmó el especialista.

Alemania le quiere sacar a Rusia el Mundial de Fútbol de 2018

Un grupo de políticos y la Federación Alemana de Fútbol (DFB) estudian la posibilidad de que trasladen el Mundial que debe organizar Rusia en 2018 a Alemania, debido al conflicto en el que están implicados rusos y ucranianos.

Fuente: Télam


"Se observa con gran preocupación el desarrollo político en Rusia, algo que no era previsible cuando se tomó la decisión de darle la sede en diciembre de 2010", dijo el presidente de la DFB, Wolfgang Niersbach, en declaraciones al diario alemán Bild.

También desde la política están de acuerdo en que Rusia no está en condiciones actualmente de organizar una cita deportiva de ese calibre, indicó DPA. 




"No se le puede conceder el Mundial de fútbol a ningún país que esté en guerra con otro Estado", afirmó Karl-Georg Wellmann, experto en política exteriores de la Unión Demócrata Cristiano (CDU) de la canciller Angela Merkel.

Desde el Partido Socialdemócrata alemán (SPD), socio de Angela Merkel en el gobierno de coalición, se mostraron de acuerdo con un posible traslado de la sede del Mundial de 2018.

"Estaría bien que Alemania estuviera preparado y en situación de asumir el Mundial en el caso de que la FIFA decida quitárselo a Rusia", declaró la portavoz de política deportiva del SPD, Michaela Engelmeier-Heite.

Alemania acaba de consagrarse campeón en el Mundial Brasil 2014 al  ganarle la final a Argentina por 1-0 en el segundo suplementario.