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sábado, 19 de julio de 2014

La Iglesia Ortodoxa Rusa en la Argentina - 1° Parte

La historia de la Iglesia rusa en Argentina es tan rica como la de cada habitante ruso en nuestro país. 

En esta nota reproducimos algunos datos recopilados desde www.iglesiarusa.org.ar

Historia


La historia de la Iglesia Ortodoxa en la República Argentina es muy rica, especialmente para los corazones sencillos y humildes, que ven en los acontecimientos de la vida la manifestación de la Providencia Divina y el amor infinito del Todopoderoso para con nosotros pecadores. Y así debe ser, sí, como dijo Nuestro Señor Jesucristo, ni un solo cabello perecerá, ni un solo pajarillo caerá a tierra sin la voluntad de Dios (Lucas XXI, 18; Mateos X, 29).
A mediados del siglo XIX, la corriente inmigratoria ha traído a estas playas argentinas a los primeros ortodoxos: griegos, y eslavos (dálmatas y montenegrinos), marinos desde la cuna, que fueron recibidos con simpatía, encontrando bien pronto aplicación a sus especiales conocimientos en náutica.
Estos pioneros del progreso prestaron valiosos servicios a esta República cuando la marina nacional se hallaba aún en los comienzos de su organización y más de una vez derramaron su sangre junto con los nativos, en lucha contra los enemigos de su nueva patria.
Pocos años después de los griegos y de los eslavos comenzó la afluencia de sirio-libaneses pertenecientes al Patriarcado de Antioquia, los que dedicados al comercio ambulante en escala modesta, en la actualidad han alcanzado un desarrollo extraordinario, al punto de ocupar puestos de primera fila en el comercio y en la industria argentina.
Todos estos inmigrantes constituían una reducida comunidad ortodoxa sin representación alguna. En toda Sudamérica no había una sola iglesia Ortodoxa, ni sacerdote alguno de este culto, y para satisfacer sus necesidades espirituales, o para formalizar sus matrimonios o bautismos, se veían obligados a recurrir a otros cultos, según manifestaron en la petición que por intermedio del Cónsul General de Rusia en Buenos Aires Don Pedro Christophersen que presentaron a su Majestad el Emperador Alejandro III, suplicándole el envío de un sacerdote ortodoxo a esta Capital.
Esta solicitud fechada en Buenos Aires el 1 de octubre del año 1887 fue suscripta por los siguientes señores: Milo Vucassovich, Capitán Juan Vucassovich, Nicolás Cernogorevich, Capitán Alejandro Vidovich, Jorge y Nicolás Bakmas, Capitán Marcos Vucassovich, Capitán Bozo Vucassovich, Capitán Spiro Radulovich, Milo Zlocovich, Spiro Yacsich y otros en representación de los eslavos. En representación de los griegos firmaron: Fotios Vocinas, Capitán Manuel Jasidakis, Francisco Lurán, Elías Lichas, Andrés Bista, Jorge Pneumaticos, Marcos Scalcotti y otros más.
Su majestad el Emperador Alejandro III supo comprender la afligente situación de los hijos huérfanos de su Madre Iglesia y el 14 de Junio (calendario juliano) de 1888 firmó el ¨ukaz¨ (decreto) ordenando la fundación en Buenos Aires de la Iglesia Ortodoxa adscripta a La Legación Imperial de Rusia en América del Sur.
Así, cuando aquí no hubo ni una media docena de ortodoxos rusos, establecióse a solicitud de los ortodoxos de otras nacionalidades la primera y única Iglesia Ortodoxa en el continente sudamericano.

Primera Misa Ortodoxa en la Iglesia

El 13 de Enero de 1889 fue celebrada por el Reverendo Padre Miguel Petrovich Ivanoff la primera misa ortodoxa en la Iglesia ubicada en dos salones alquilados al efecto en una modesta casa de la calle Talcahuano en presencia del Ministro de Rusia, señor Alejandro S. Yonin, el señor Cónsul general don Pedro Christophersen, todos los ortodoxos y muchas personas de la más distinguida sociedad argentina.
Constantino Izrastsoff
El mismo día han sido bautizados varios niños los que fueron inscriptos en los Registros de la Iglesia, figurando bajo el Nº 1 del sexo masculino el niño Alejandro, hijo del griego Panaiotis Pitzas; el nombre de Alejandro fue dado al niño por sus padres en honor de Su Majestad el Emperador Alejandro III, y bajo el Nº 1 del sexo femenino figura la niña Sofía, hija del Capitán Don Juan Vucassovich, posterior distinguida Señora Doña Sofía V. de Scannapieco.
Grande ha sido el júbilo de los fieles con motivo de la instalación de la capilla, pero desgraciadamente ello duró poco tiempo, ya que el Reverendo Padre Ivanoff fue requerido por sus familiares y la parroquia quedó acéfala.
Por aquel tiempo, desde el 19 de Enero de 1889 el joven Constantino Izrastsoff se encontraba en La Haya (Holanda) prestando servicios como lector en nuestra Iglesia y el 15 Abril de 1891 fue nombrado superior de la Iglesia en Buenos Aires. Al llegar aquí, la encontró abandonada, necesitada y carente de lo más indispensable en una casa de la calle Defensa. Entonces, Constantino prometió poner todos sus empeños para ubicarla dignamente y levantar su prestigio. Reuniéronse los griegos, yugoslavos, sirio-libaneses, búlgaros y rumanos; rusos ortodoxos, repetimos, no había media docena. Relativamente pocos y muy pobres, pero vivían en unidad de corazones y de pensamiento como una sola familia en afectuosa armonía y plena concordia.

Sr. Alejandro Christophersen; Teniente Gral. Julio A. Roca; S.E. Monseñor Antonio.
El joven y enérgico Reverendo Padre Constantino se preocupaba, por sobre todas las cosas, de dar cumplimiento a su promesa y para ello dirigió sendos informes al Ministerio de Relaciones Exteriores y al de Hacienda de San Petersburgo solicitando fondos para la erección de una Iglesia, cuyo edificio sea digno exponente de la religión Católica Apostólica Ortodoxa. El resultado fue nulo.
Sin embargo, su Excelencia el Señor Constantino Pobedonotzeff, Procurador General del Santo Sínodo de Rusia, atento a los escritos que motivaban los informes del padre Izrastzoff, solicitó la venia de Su Majestad el Emperador Alejandro III para apoyar en todo lo posible el emprendimiento. Fue entonces que en 1897, el Reverendo Padre Constantino Izrastzoff emprende un viaje a Rusia para dirigir una llamada al generoso pueblo de su tierra, haciéndolo en varios artículos que se publicaban en los diarios, distribuyendo folletos explicativos y pronunciando sermones en las principales catedrales e iglesias de San Petersburgo, Moscú, Nijny Novgorod y otras ciudades. El resultado de semejante esfuerzo fue todo un éxito: unos hacían llegar su óbolo en efectivo y otros contribuían con donaciones en especies, como ser: íconos, cruces, cálices, casullas, telas etc.

Señor Constantino Pobedonotzeff

Estos esfuerzos merecieron la aprobación de Su Majestad el Emperador Mártir Nicolás II, de su Augusta Madre la Emperatriz María Theodorovna y de varios otros miembros de la familia imperial. Le concedieron Reverendo al Padre Constantino Izrazstoff audiencias privadas y con sus acostumbradas benevolencias y magnanimidad le dirigieron al joven misionero ruso palabras de aliento para la continuación de la obra emprendida al mismo tiempo que contribuían con sus generosas donaciones particulares.
Merced a todo ello se pudo dar comienzo a la obra y el 6/18 de Diciembre de 1898, día de San Nicolás, fiesta onomástica de su Majestad el Emperador Mártir Nicolás II, se colocó la piedra fundamental de la iglesia. Los planos, conforme al anteproyecto trazado por el famoso académico M. T. Preobrazshensky, arquitecto del Santo Sínodo de Rusia, fueron confeccionados por el arquitecto Don Alejandro Cristophersen, quien dirigió la obra, también desinteresadamente.
Con motivo de la colocación de la piedra fundamental, el Señor Alejandro Greger, Encargado de Negocios de Rusia, hizo acuñar medallas conmemorativas de bronce y de plata que ahora representan una gran rareza.
La bendición del templo en la calle Brasil, haciendo vis-á-vis con el hermoso Parque Lezama, de estilo moscovita del siglo XVII y XVIII tuvo lugar el 6 de octubre de 1901 en presencia del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Teniente General Julio A. Roca, Ministros del Poder Ejecutivo, Cuerpo Diplomático y autoridades nacionales y municipales. En representación del gobierno de Grecia asistió Su Excelencia el Conde de Salá, Ministro Plenipotenciario de Francia quien en aquella época atendía los intereses de Grecia. Tanto Yugoslavia, como Rumania y Bulgaria carecían de representación diplomática y consular en esta República. Del tal modo los ortodoxos recibieron una digna representación de su culto en el templo de la Santísima Trinidad que existe en la calle Brasil 315, bajo cuyo techo acudían los ortodoxos de diferentes nacionalidades en procura de consuelo espiritual y para reconfortar su fe.
Hoy podemos decir: ¡Venid y ved la Iglesia, que desde los primeros siglos del cristianismo ha conservado el dogma en toda su integridad!
La Iglesia Ortodoxa ha conservado incólumes a través del tiempo las creencias de la Iglesia primitiva y no ha modificado en manera alguna los dogmas que establecieron los siete Concilios ecuménicos, que se celebraron en los nueve primeros siglos del cristianismo. Ella ha cumplido con absoluto rigor su propósito de conservar íntegras las creencias que heredó de la Iglesia primitiva, antes de su división en Oriental-griega y Occidental-romana.

viernes, 18 de julio de 2014

El párroco argentino que Bergoglio envió a la fría Rusia...



Mario Beverati lleva 17 años como párroco en la ciudad de Nizhni Nóvgorod, situada a unos 450 kilómetros de Moscú. 
En una entrevista con Rusia Hoy contó cómo las lecturas de Dostoievski le llevaron a esta parte del mundo, donde dice sentirse “muy a gusto”, y reveló que Bergoglio, de su propio bolsillo, contribuyó en 1999 en la reconstrucción de la Iglesia de la Asunción de María, de Nizhni Nóvgorod, cerrada durante la era soviética.

Fuente: Rusia Hoy






- ¿Por qué eligió Rusia?
- Cuando era estudiante de medicina tenía un abono en el Teatro Colón y escuché la quinta sinfonía de Tchaikovski, y luego a Rimski-Kórsakov. Me impresionaron. Después me intrigaron los íconos rusos. Pero lo más importante ocurrió en un seminario donde un director espiritual nos decía que teníamos que estudiar filosofía y teología aplicada a la vida real, y para ello había que leer a Dostoievski...

Nacido en 1953, Mario Beverati, de formación médica y licenciado en Bellas Artes, fue ordenado sacerdote en 1988. Después de 8 años de sacerdocio, el padre Beverati, fue destinado a Rusia por el arzobispado porteño encabezado en aquel entonces por el obispo Jorge Bergoglio, actual papa Francisco, siendo nombrado párroco de la Iglesia de la Asunción de María, de la ciudad de Nizhni Nóvgorod, en 1996.

-¿Cuándo hizo su primer viaje?
- Decidí consagrarme a Dios y me ordené en el día de San Javier, así que quería visitar su pila bautismal en España. El pasaje más económico era con Aeroflot, pero tenía que viajar de Buenos Aires a Moscú, donde la compañía me regalaba tres días, y luego de Moscú a Madrid. Era ideal: el boleto más económico y conocer Rusia, que era mi deseo. Era 1991, coincidió con la apertura de Gorbachov. 

»Me enamoré de todo lo que vi, pero el tema era el idioma; tenía 39 años y no creía que pudiera aprender. Sin embargo, ocurrieron cosas providenciales. Cuando regresé a la Argentina, vi un anuncio de clases de ruso cerca de la casa de mi hermana. Así empecé a estudiar ruso. 

»En ese momento ordenaron obispo a Bergoglio, quien ahora es Papa, y me acerqué para hablarle de mi deseo de ir a Rusia. Me dijo que fuera primero un mes y después me mandó por un año. Enseguida me hicieron párroco. 

- Fue nombrado párroco en Nizhni Nóvgorod en 1996, poco después de la reapertura de la iglesia... ¿En qué condiciones la encontró?- Las únicas dos iglesias católicas que continuaron abiertas durante la época soviética fueron las de San Luis en Moscú y la de Nuestra Señora de Lourdes en San Petersburgo porque funcionaban como embajadas francesas. Todas las demás fueron clausuradas, entre ellas la mía, Asunción de María, que la cerraron en 1925. 



»Luego le añadieron dos pisos para oficinas y fue centro científico tecnológico. Así la encontré cuando llegué. 
El organismo estatal que se hizo cargo de la iglesia también tenía ocupado un establo al lado y en principio nos dieron un tercio de ese establo, para hacer una capilla. Para el 2000 pedimos todo el edificio y nos lo dieron, así que celebramos la Navidad ya como iglesia. Y hay algo que pocos saben, el papa Francisco, siendo cardenal en 1999, dio dinero de su propio bolsillo para reconstruir la iglesia.

- ¿Por qué se construyó una iglesia católica en Nizhni Nóvgorod? - La ciudad está en el centro de la región del Volga y allí se celebraba una importante feria de productos agrícolas e industriales. En 1861 el zar bendijo la iglesia católica que se construyó en la ciudad, porque había muchos comerciantes de origen armenio, lituano, ucranianos y alemanes católicos. 
»En 1937 fusilaron a muchos ortodoxos y católicos. En un campo de concentración también murió el párroco. De 1935 a 1995, año en que llegamos nosotros, se perdió completamente el rastro de los católicos de la ciudad.

- ¿Quiénes son sus feligreses?
- Los primeros que se empezaron a reunir en mi parroquia eran unas quince abuelas con sangre lituana, polaca o alemana. Además tengo muchos estudiantes de África, India, Sri Lanka... También vinieron cinco familias católicas de México. Hay matrimonio españoles e italianos que vienen a adoptar niños. Eso hace que cada misa de domingo las oraciones principales de la misa sean en inglés. Cualquier persona que venga se va a sentir como en el Vaticano: hay gente de los cinco continentes.

- ¿Cómo son las relaciones entre ortodoxos y católicos? 
- Estamos esperando el encuentro entre el Papa y el Patriarca pero este, con buen sentido común, no quiere que sea un encuentro formal, sino un encuentro verdadero. En el 2005 Kirill (actual Patriarca) era el encargado de las relaciones exteriores de la Iglesia Ortodoxa, y no vio el momento para ese encuentro con Benedicto XVI por el problema del "proselitismo" de los católicos en Rusia. 

»Fue un momento complejo, los católicos llegamos con mucha fuerza y hubo gente que se interesó en hacerse católica, pero nosotros no buscábamos convertir a los ortodoxos. Sabemos que el símbolo de la fe es el mismo y que la separación entre nosotros nunca fue un problema dogmático, sino político. Pero la palabra de Dios es exactamente la misma y los sacramentos tienen la misma tradición. 


»Yo llegué en 1996 y, conociendo poco de la ortodoxia, mi pregunta era ¿qué significa ser un sacerdote católico en Rusia? En esa época Juan Pablo II le pidió a la iglesia alemana que ayudara a construir el seminario ortodoxo, lo que significaba que estaba contento con la evangelización ortodoxa. Yo interpreto que el tema es ese, somos uno y tenemos que ayudar.

- ¿Cómo fue su relación con Bergoglio cuando era su obispo?- Fue él quien me envió a Rusia hace 16 años. Cuando venía a la Argentina le llamaba a las seis de la mañana a un teléfono fijo, porque no usaba celular, y me decía: “Ven mañana o pasado”, y me daba 45 minutos. Yo le veía una vez al año y conmigo siempre fue abierto y simpático. Francisco además es muy porteño y con esas frases como “Dios nos primerea”, los periodistas italianos se quedan muy sorprendidos.

- ¿Se va a quedar para mucho tiempo?
- El Papa el año pasado me dijo que tenía que dejar los huesos y le dije: pero mirá que el abuelo Beverati construyó una bóveda para todos los familiares. Ahora el actual obispo monseñor Poli me dice que tengo que quemar las naves. Así que entre dejar los huesos y quemar las naves yo estoy ahí (se ríe). Estoy muy a gusto y tengo una comunidad muy linda.

Aquí el video del Padre Mario: 
https://www.youtube.com/watch?v=kqiOMquekkE