martes, 28 de octubre de 2014

LOS DOCE GATOS QUE CUSTODIAN LAS OBRAS DE ARTE DEL ERMITAGE

El Museo del Hermitage (en ruso Эрмитаж,ermitazh, proveniente del francés ermitage, «ermita», «refugio del ermitaño») de San Petersburgo, Rusia, es una de las mayores pinacotecas y museos de antigüedades del mundo. La colección del museo ocupa un complejo formado por seis edificios situados a la orilla del río Nevá, siendo el más importante de estos el Palacio de Invierno, residencia oficial de los antiguos zares. El resto del complejo arquitectónico lo forman cinco edificios, entre los que se encuentran el Palacio Menshikov, el Edificio del Estado Mayor y un recinto para almacenamiento abierto. El museo se formó con la colección privada que fueron adquiriendo los zares durante varios siglos, y no fue hasta el año 1917 cuando fue declarado Museo Estatal.
Su colección, formada por más de tres millones de piezas, abarca desde antigüedades romanas y griegas, a cuadros y esculturas de la Europea Occidental, arte oriental, piezas arqueológicas, arte ruso, joyas o armas. Su pinacoteca está considerada una de las más completas del mundo.
Los gatos del Ermitage se han convertido en un símbolo vivo de San

Petersburgo. Esta serie no se conforma en mostrar simplemente las

fotografías, sino que lo explica todo sobre cada uno de ellos. 

Fuente: RBTH


El primer descubrimiento es Assol, en la Escalinata de Nicolás. Una joven señorita aseada y sociable aunque tímida. El crepúsculo la suele encontrar en el Muelle de Palacio contemplando pensativamente los barcos que se deslizan por el río Nevá.


Luchik, Palacio de Invierno. Un llamativo gato Siberiano no castrado cuyo pelaje presume de ser del tono que los petersburgueses definen como “baile de máscaras de Nevá”. Entusiasta hincha futbolístico, los días de partido siempre encuentra el mejor sitio para ver a su equipo preferido, el Zenit.


Pingva, Sala del Pavellón. Un gato mayor vestido en austero blanco y negro que proviene del linaje de palacio. Este gato nació para vigilar el Ermitage. El modesto y sombrío uniforme en blanco y negro es la prueba de sus orígenes aristocráticos. Esta gata rechaza la compañía felina en favor de la soledad y prefiere vivir aparte de sus semejantes de la gatería.


Caspar, Galería de Raphael. Legendario vigilante y estrella fotográfica, a menudo deambula ante los disparos fotográficos que pretenden fijar los paisajes más vistosos. Nombrado en honor al pintor paisajista alemán Caspar David Friederich, el alma de este romántico felino elige los entornos más pintorescos para sus deambulaciones. // La Exposición Gatos del Ermitage abre sus puertas al público en el Espacio de arte multifuncional de San Petersburgo República de gatos el 23 de octubre.


Duchesse, los Atlantes. Durante las Noches Blancas algunas de las muestras expuestas realmente cobran vida. Las frías y taciturnas estatuillas de gatos Egipcios cobran vida convirtiéndose en ardientes esfinges.


Rio-Rita, Columna de Alejandro. Un gracioso gato, expresivo e inusualmente melódico de una tonalidad Abisinio salvaje. Anticipándose a las caricias humanas, su cuerpo se hace como una pelota que rebota, con su cola y patas traseras representando algún tipo de baile. Cuando se refriega en vuestras piernas cualquier tipo de resistencia es fútil.


Tíjon, Sala de la gran claraboya italiana. Nombrado en honor al dios pagano del destino, el veterano Tíjon es extremadamente discreto y meticuloso. Como si fuera cosa del destino, a Tíjon le trasladaron del edificio del Estado Mayor al Gran Ermitage donde se convirtió en el líder no oficial de todos los gatos de palacio.


Francesca, Escalinata de Jordania. Orgullosa de su famosa tocaya, desde las bóvedas del museo, en medio de la noche, representa su propia versión de la ópera que lleva su nombre. Cualquiera que acaricie su capa tricolor recibe un tratamiento especial.


Gauguin, Plaza de Palacio, edificio del Estado Mayor. Este gato de colores tan brillantes parece que haya saltado de un lienzo del propio pintor francés. Las durezas de la vida han hecho que desarrollara unos talentos extraordinarios. Gauguin conoce muy bien donde se almacenan los alimentos y como conseguirlos utilizando su habilidad para abrir (¡y cerrar!) cualquier puerta.


Vaksa, Escalinata de Jordania. La tímida Vaksa sufre problemas de vista, no es demasiado aficionada a los extranjeros y raras veces abandona los suelos del Ermitage. Sin embargo aquí nunca le falta trabajo: restregándose cariñosamente en los pies de los empleados esta gata completamente negra ha estado sacando brillo a los zapatos de los trabajadores durante muchos años.


Kisanya, Galería de Historia de la pintura antigua. La cordial anfitriona Kisanya presta atención a todos los visitantes del Ermitage que, en verano, ayudan solícitamente a esta dicharachera gourmet a conseguir su figura redondeada.


Lipa, Escalinata soviética. La autosuficiente Lipa es la misma esencia de lo gatuno, se da largos paseos y prefiere observar los actos desde su cobijo en lo alto de un árbol.



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