Al otro lado del Kremlin, la biblioteca principal guardaba un tesoro
Biblioteca Lenin |
En la Biblioteca Estatal de Rusia, Marina Chestnykh camina en el noveno piso entre jaulas de metal con estantes en penumbra que contienen miles de libros, pinturas, grabados, fotografías y películas - todos, de una manera u otra, relacionados con el sexo- Lo llaman el spetskhran, el “cementerio”, de acceso restringido por el material considerado "ideológicamente perjudicial" por el estado soviético.
Era el secreto kinkiest en la Unión Soviética, al otro lado del Kremlin, la biblioteca principal del país construía un tesoro pornográfico.
La
historia de la colección se inicia en la década de 1920, cuando el museo de
artes Rumyantsev se transformó en la biblioteca nacional del país.
A medida
que la recién creada Biblioteca Lenin incorporaba nueva literatura, también
abrió un departamento de libros raros con contenido comprometedor, adquirido
principalmente de bibliotecas confiscadas a la nobleza.
Llegó a contar
con 12.000 artículos procedentes de todo el mundo, desde grabados japoneses del siglo XVIII a novelas
románticas de la era Nixon.
Fuera del
alcance del público en general, estaba siempre abierta a los mandos superiores,
y razón por la cual, la mayoría de los elementos permanecen increíblemente bien
conservados a la fecha.
-"Hemos elegido preservarla intacta, como una reliquia de cuando fue
creada"-, dijo Chestnykh, enterada de su existencia en 1990, al pedírsele
colaboración en la reasignación de fondos a otro departamento.
-¿Sabía del contenido o es una sorpresa?-
-"Sí y no". Había una colección especial, así que
sabía que algo muy especial tenía que ser mantenido allí."-
Uno de los elementos más impresionantes incautados a un
propietario desconocido es "Los Siete Pecados Capitales", publicado
en 1918 por Vasily Masyutin, quien también ilustró obras clásicas de Pushkin y
Chéjov.
Antes de
la revolución estaba de moda entre las clases altas tener el knigi dlya dam , o "Libros de las señoras,"
una especie de libro de recuerdos indecentes, algunos de los cuales están presentes
en la biblioteca.
El
erotismo también fue consumido por las masas de Rusia, como lo demuestra una
serie de folletos de la década de 1910, entre ellos, un folleto llamado
"Pikantnaya Biblioteka" o "Biblioteca traviesa" que
contiene un cuento de la clásica italiana del siglo 14 "Decameron", y
una historia titulada "Una consulta," a precio de venta popular de 50
kopeks.
En los años ´30, el incremento de
control sobre los libros llevó a centenar de nuevas incorporaciones. Los artículos considerados
inapropiados se extendieron a escritos soviéticos sobre la sexualidad de la
década anterior con la legalización del aborto y con Alexandra Kollontai, la
mujer más famosa en el gobierno bolchevique, bregando por el derecho de la mujer a una total paridad con el hombre en
la vida social, familiar y sexual.
La colección tuvo su mayor impulso con Nikolai Skorodumov como director
adjunto de la biblioteca de la Universidad Estatal de Moscú. Interesado en material ruso y de
Francia, Alemania, los EE.UU. y otros países, mantuvo la recopilación hasta su
muerte en 1947.
Entre los
tesoros de Skorodumov hay una carpeta de dibujos y acuarelas por el titán de
vanguardia Mikhail Larionov de la década de 1910.
¿Cómo pudo
Skorodumov amasar una colección tan vasta de título extranjero sin resultar en
una sentencia del Gulag?
En primer lugar, tuvo cuidado de
enmarcarlo dentro del discurso de la ideología comunista, y para la recepción
de documentos, se aseguró de acreditarle valor científico a través de diferentes
organizaciones.
Ivan Yermakov, director del
Instituto Psicoanalítico de Estado y quien publicara muchas de las obras de
Freud en ruso por primera vez, expresa en una de sus cartas de 1926:
"La sexualidad exige examen científico serio y riguroso, especialmente en lo que ha jugado un papel tan amplio en la evolución de la cultura y la vida cotidiana"; "Es muy importante preservar la colección como un trabajo socialmente valioso."
También hay una segunda teoría. El jefe de la policía secreta de
Stalin, Genrikh Yagoda - un aficionado a la pornografía - se dice que ha
disfrutado del contenido del material que tenía Skorodumov, razón por la cual los
bibliotecarios creen que se abocó personalmente de la seguridad.
Tras la muerte de Skorodumov, la
NKVD, precursora de la KGB, allanó su colección. Según una carta enviada por el
director de la biblioteca, Vasily Olishev al Consejo de Ministros, una búsqueda
post-mortem en su apartamento reveló la asombrosa cifra de 40.000 artículos,
1.763 de los cuales eran "libros de carácter erótico", mientras que
5.000 fueron folletos "pornográficos o vulgares" y revistas.
El Estado
soviético se hizo con la colección de la viuda de Skorodumov por 14.000 rublos,
una suma considerable, sin
embargo, Olishev tuvo cuidado de señalar que el dinero no se extendió a la
literatura erótica:
"La biblioteca no ha
considerado oportuno pagar a la ciudadana Burovaya (viuda de Skorodumov) por la literatura erótica, diarios y las
revistas, ya que esta literatura no presenta valor científico ni valor
histórico para los lectores de la biblioteca, y es un vestigio especialmente
dañino de la ideología burguesa", escribió.
Precisamente
por esta razón era necesario aferrarse a ella:
"La Biblioteca Lenin no
considera oportuno devolver literatura de tal naturaleza, perjudicial para los
ciudadanos, a Burovaya, como su posesión
en la casa de un particular presenta un peligro considerable."
Incorporaciones
más recientes a la colección - la mayoría en inglés confiscadas en la aduana - datan
entre 1960 y 1980 y muestran sellos púrpuras indicativos de la censura del
estado con los números 170 y 230, cuyo significado es desconcertante incluso
para los bibliotecarios.
De dichas confiscaciones resultó un conjunto al azar: un álbum de
los Beatles; fotografías; una regla contra la homosexualidad; Kama Sutras; cuentos
sexuales populares de los ´70 "The Happy Hooker"; un juego de rimas
obscenas; un coffee table book de las pinturas de Picasso y Gore Vidal "La
ciudad y el pilar."
"No había ningún sistema para ello", aclara
Chestnykh. "Ellos simplemente tomaron lo que les pareció inapropiado."
M.Larionov |
Años
después que su existencia fuera revelada, la colección sigue en espera de un estudio
completo.
Mientras
que algunos libros ya están disponibles para su visualización en las salas de
lectura - los escritos del Marqués de Sade, según Chestnykh, son los más
populares entre ellos - los materiales más raros y delicados, como dibujos de Larionov,
permanecen en la oscuridad en los estantes.
Hoy en
día, el spetskhran ya no existe, pero es todavía un secreto, pues no hay
compendio completo de su contenido y gran parte aún no está clasificada.
El problema no es sólo la falta de recursos, afirma Chestnykh, "La
gerencia tiene opiniones diferentes. Algunos piensan que este material es digno
de examen y la exposición, y otros no”.
Para el
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Collection