ARGENTINA: EL MOMENTO OPORTUNO PARA EL GRAN SALTO
Fuente: Roberto Barletta para MeB
El mundo está experimentando una serie de sucesos
lamentables, la guerra en Ucrania, Israel invadiendo la Franja de Gaza y
matando a miles de palestinos. Corea del Norte con sus amenazas nucleares a
EEUU, el derribo del avión de Malaysia Airlines en pleno conflicto
ruso-ucraniano. El ébola que asusta a todo el mundo occidental, aunque no
parece importarles que pase en África. Las sanciones de EEUU y la UE a Rusia
por su campaña de desestabilización (¿) contra el gobierno de Kiev.
En pocas palabras, se retoma la legendaria frase de Oriente
contra Occidente. Aunque algunos actores y condiciones han cambiado, la historia
es casi la misma. Tan así es esta historia, que los países del, hasta hoy
Tercer Mundo, observan los movimientos de los actores, como sentados en la
primera fila de una obra que, en algún momento, les pedirá que suban a escena.
Y este es el caso para nuestro país. Subir a escena conociendo el papel que interpretará.
Un país que debe afrontar la recta final de un gobierno que
ha conseguido logros significativos dentro y fuera de sus fronteras. Muy a
pesar de las críticas de algunos de los opositores de turno, que siguen creyendo que lo
mejor es pagar a como sea, y de un puñado de multimillonarios que aspiran lo de siempre: dinero a cualquier costo, soslayando lo que está en juego, el
futuro de los argentinos y de ellos mismos cuando sean gobierno.
Este es el momento para que Argentina dé el gran salto, posicionándose
en el lugar que alguna vez tuvo en la II GM. Salvando las comparaciones, nuestro país, y especialmente
nuestro gobierno, debe comprometerse a formar parte de este mundo
convulsionado.
Las sanciones a Rusia son una oportunidad. Se sabe que tendremos que soportar las
críticas de los mismos de siempre, esos
que se dan la mano con los líderes del país invasor en la Franja de Gaza y dicen que “si ganaran la presidencia, Argentina e Israel serían socios estratégicos”. Esos
mismos que ahora no saben dónde meter la cabeza ante tanta crítica
internacional.
Las cartas están echadas, sabemos que con lo que tenemos podemos
jugar sin miedo a perder. Ciencia y tecnología, Educación, desarrollo nuclear,
industria de punta, igualdad social, agricultura y ganadería… y por sobre todo,
una capacidad enorme para resucitar en los peores momentos.
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