Joseph Stiglitz y Robert Solow, y otros intelectuales especializados en economía, enviaron una carta a Ban Ki-moon, para que que apoye la implementación de una Convención para la reestructuración de la deuda soberana.
Fuente: Télam
La nota cursada a Naciones Unidas destaca que “los mercados de deuda soberana juegan, hoy día, un destacado rol en la economía global” y que las crisis de los mismos “pueden interrumpir procesos de desarrollo de forma significativa”.
En este sentido, señala “en dichas circunstancias debería existir una forma de reestructurar las deudas” para garantizar un nuevo comienzo ordenado que apunte a una mayor equidad.
La misiva lleva la firma, además de Stiglitz y Solow, del vicepresidente de Brookings Institution, Termal Dervis; del profesor de economía de la Jawaharial Nehru Universisty, New Delhi y Secretario Ejecutivo de IDEAS, Jayati Ghosh; y de los docentes de la Escuela de Ciencias Sociales en el Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, Dani Rodrik y Albert O. Hirshman.
También del profesor de Ciencias Políticas y Económicas de la Yale University, John Roemer; y del ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, Héctor Timerman.
Los intelectuales destacaron que todos los países han desarrollado mecanismos para resolver estas cuestiones “ordenadamente” en casos de deudas privadas, pero “lamentablemente, no existe un mecanismo comparable para las deudas soberanas”.
“La importancia de esta laguna, con sus serias repercusiones, ha sido reconocida en múltiples ocasiones por el FMI y por la Comisión Internacional de Expertos en Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional, convocada por el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas”, señala el documento.
Al respecto, recordaron que en 2009 el informe de esa Comisión llamó a los Estados a “explorar aproximaciones mejoradas para la reestructuración de deuda soberana…” y posteriormente fue incorporado por la Resolución 65/143, adoptada por la 66° Sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, el 20 de diciembre de 2010.
Esa resolución reconoció la “necesidad urgente de mejorar la coherencia, gobernanza y consistencia de los sistemas monetarios y financieros internacionales” y reafirmó “que la Organización de las Naciones Unidas está bien posicionada para participar en una variedad de procesos de reformas tendientes a mejorar y fortalecer el funcionamiento efectivo del sistema y de la arquitectura financiera internacional” .
Los intelectuales destacaron que “eventos recientes han puesto a la luz los riesgos de no contar con un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana de esa naturaleza” e indicaron que dicha ausencia “ha motivado la aparición de comportamientos especulativos desestabilizadores en los mercados internacionales de deuda”.
Entre las consecuencias de estos procesos mencionaron “que la habilidad de los países en dificultades para resolver los problemas de deuda a tiempo se ha visto seriamente comprometida” y que los atrasos en las reestructuraciones de deuda “resultaron costosos tanto para los Estados soberanos como para los inversores de buena fe”.
“Estos eventos recientes y los efectos adversos potenciales para la economía global, la estabilidad política y social hacen del llamado a una reunión como la que ahora proponemos una cuestión de urgencia” explicaron y afirmaron estar “preparados para proveerles los fundamentos analíticos del caso para la convocatoria de la reunión”.
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