jueves, 31 de julio de 2014

Millonarios rusos provocan un boom en el mercado del arte

Los millonarios rusos compran arte en las principales subastas internacionales y elevan los precios de las obras maestras rusas a nuevos récords.

Fuente: RBTH





En 2004 el multillonario ruso Víktor Vekselberg adquirió los nueve legendarios huevos de Pascua imperiales de Fabergé de la colección Forbes por más de 100 millones de dólares. Según Darin Bloomquist, responsable del departamento de objetos rusos de Sotheby's, esto marcó un hito que multiplicó la participación rusa en subastas en el Reino Unido.

¿Cuál es el motivo de este florecimiento? La respuesta es simple, dice el director William MacDougall: “La nueva riqueza en Rusia.”Desde 2003, Sotheby's ha vendido casi 1.000 millones de dólares de arte ruso, casi diez veces el importe que se alcanzó en la década previa. Durante los cinco últimos años, el número de postores para obras de más de 500.000 libras casi se ha doblado. El boom del arte ruso también alcanza otras casas de subastas: en la última década, las ventas de arte ruso en Christie's han crecido anualmente un 35 %, y un 24 % en MacDougall's.
Vuelta a casa
Durante la era revolucionaria, los Fabergés y otras obras de arte fueron sacadas de Rusia en secreto, un éxodo del legado cultural del país que continuó durante el periodo soviético. Hoy, la mayoría del arte ruso sale de colecciones occidentales privadas, donde se ha conservado durante 70 años o más, y se vende en Londres a coleccionistas rusos que se lo llevan de vuelta a casa.
“Hace 30 años, lo compraban occidentales que buscaban chollos”, dice MacDougall. “Ahora, los rusos tienen más dinero y pueden volver a viajar. Vieron qué barato era el arte ruso en el extranjero, empezaron a comprarlo y los precios fueron subiendo.”
Hace un año en Londres, Bonham's alcanzó el récord mundial para un cuadro ruso en una venta de arte: la “Madonna Laboris”, de Nikolái Roerich, de 1931, que se vendió por 7,9 millones de libras. Recientemente, Sotheby's vendió un retrato de familia del maestro vanguardista Piotr Konchalovski antes de una subasta por 4,67 millones, más del cuádruple del anterior récord del artista.
Gusto moderno
En el pasado, el producto principal en el mercado de pintura rusa eran las obras del XIX, la era dorada del realismo en Rusia. Ahora, sin embargo, la atención se ha desplazado hacia el XX “Parece que el mercado se está moviendo hacia las obras modernistas, alejándose de los cuadros más canónicos, más tradicionales de Wanderers e Ilía Repin”, dice Sophie Law, de Bonham.
Sarah Mansfield, responsable del departamento de arte ruso de Christie's en Londres, está de acuerdo. “Sí, hace cinco o diez años, la pieza clave de cada temporada era siempre una obra del XIX. Pero en los últimos tiempos, Christie's ha obtenido precios fantásticos por las obras innovadoras, de brillantes colores, pintadas en la década de 1910 por los vanguardistas rusos.”

Entre ellos están “Naturaleza muerta con fruta”, de Ilía Mashkov, que se vendió hace poco en Christie's por 4,77 millones de libras, y Aristaj Lentulov, cuya “Iglesia en Alupka” alcanzó los 2,1 millones. Ambos precios fueron récords mundiales para estos artistas.
El realismo gana adeptos
Quizá el desarrollo más sorprendente es el creciente interés en el arte realista soviético, que cada vez está mejor representando en las subastas y las exposiciones, como la de Deporte Soviético de Sotheby's del pasado invierno.
Los millonarios Filatov y Bonís Ananiev están entre los nuevos coleccionistas más ávidos de arte realista del socialismo. “Es el arte de la época en la que nací, cuando estudié, una época que he vivido”, dice Ananiev.
Según Lavery, uno de los pintores soviéticos más de moda en la actualidad es Alexander Deneika, que aplicó un diseño innovador a las representaciones idealizadas de trabajadores y atletas.
El audazmente geométrico “Joven diseñador” de Deneika es la estrella de la próxima subasta en la Semana de Arte Ruso de Sotheby's, donde se espera que alcance entre 2 y 3 millones de libras. La creciente popularidad de los temas soviéticos también se extiende a la porcelana, con una figura de la era de Stalin, “Pionero con tambor”, que se espera alcance hasta 35.000 libras.
Mientras tanto, los Fabergé y otros objetos únicos mantienen su popularidad, pero los compradores son ahora mucho más sagaces. “En el mercado actual, la clave es la calidad”, dice Helen Culver Smith, del departamento de arte ruso de Christie's en Londres.
Conexiones reales
“Los coleccionistas son exigentes y buscan obras de procedencia aristocrática, real o imperial”, explica, citando un “magnífico” par de jarrones de la Fábrica de Porcelana Imperial que saldrán a la venta en la Semana de Arte Ruso de Christie's.
En Sotheby's, una subasta de objetos que pertenecieron a la Gran Duquesa María Pavlovna, recuperados recientemente en Suecia y que incluían una cigarrera y unos gemelos de Fabergé, obtuvo más de 7 millones de libras, siete veces lo que se esperaba.

Entre los objetos sin relación con la nobleza, las grandes piezas de esmalte y plata que “tienen un aspecto más ruso, más eslavo” son tendencia, dice Bloomquist, y normalmente alcanzan “precios fantásticos” en las casas de subastas.La importancia de este vínculo con la realeza incluye también a los manuscritos, como el manuscrito de heráldica imperial de 1769 que alcanzó un precio de más de 205.000 libras el año pasado en la sede londinense de Christie's.
La gran mayoría de los que compran pintura y porcelana rusas en el Reino Unido son rusos, explican los expertos, mientras que los occidentales normalmente están más interesados en el mundialmente famoso Fabergé. En algunos campos de la pintura, sin embargo, está más equilibrado.
“Cuando hablamos de vanguardias rusas, no hay ni que decir que artistas como Natalia Goncharova, El Lissitzki y Vassili Kandinski atraen tanto a compradores occidentales como rusos”, comenta Frances Asquith, responsable del departamento de pintura rusa de Sotheby's.El atractivo de Kandinski

Aunque la economía rusa ha sufrido una crisis esta primavera, las casas de subastas y los compradores anticipan que esto tendrá poco impacto en las próximas subastas. “Los rusos invierten en su cultura nacional”, dice MacDougall. “La tradición de los grandes coleccionistas ha vuelto.”

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